sábado, 11 de febrero de 2017

3. ¿Cómo obtienen nuestros datos?

Empresas conocidas como agentes de datos (“Data Brokers” en inglés) adquieren la información de diversas fuentes que pueden ser otras compañías, el gobierno, etc. En los casos más extremos (e ilícitos) la información es comercializada por grupos de hackers en la “Deep web”. Algunas compañías ofrecen a otras la posibilidad de pagar a cambio de la búsqueda de información de personas en particular. De acuerdo a Peirano, (2015) desde el punto de vista de los automatismos de los diferentes servidores y antenas de compañías de teléfono, los usuarios somos meros “perfiles” en el sentido de que somos analizados para identificar pautas de conducta y en base a eso comercializar información para potenciar diferentes negocios.




Hay otros estudios que afirman esta declaración, según Ariza (2015) en el año 2014, la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (CFC) publicó un significativo informe en el que se analizaban estas industrias multimillonarias. Se estudiaron nueve compañías en las que básicamente se dedicaban a procesar todo lo que podían desde transacciones bancarias, compras realizadas e incluso obtenían los perfiles de los usuarios a partir de sus historiales de navegación “para predecir qué compraremos en el futuro basándose en [nuestros] hábitos pasados.” Estos datos en manos de empresas como compañías de seguros de vida podrían dar lugar a políticas discriminatorias de precios en cuanto a las primas, por ejemplo, si identifican clientes cuya huella digital (el rastro que deja cada usuario en internet) confirma una cierta afinidad por los deportes de riesgo. Un caso que se examinó en profundidad es el de los servidores de Acxiom los cuales engloban unos 700 millones de consumidores procedentes de todo el mundo. También para que veamos la dimensión de este fenómeno se dijo que “cada cliente […] estaría asociado a unos fragmentos de información”. (Ariza, 2015).  Por otro lado, se mencionó otra empresa como ID Analytics que cubre 1.400 millones de transacciones comerciales. Normalmente, estas la venden o la intercambian para lucrarse a nuestra costa. Ricard Martínez manifiesta que “todo ese universo necesita datos, perfiles, preferencias, patrones de conducta” [y] recalca, la necesidad de “defender la privacidad [puesto que lo que está en juego] es nuestra libertad.” (Citado en Ariza 2015).


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